Uno de los pocos representantes del modernismo en este país. Hijo de Vicente Ortiz, juez de campaña, y Susana Guerrero, que murió tras el parto, fue criado por la abuela. Siendo muy joven se unió a su padre para participar en la revolución de 1912. Al resultar vencidas las fuerzas revolucionarias, deambuló con él por las selvas de Mato Grosso (Brasil), donde contrajo el beri-beri, la antesala del mal que más tarde lo llevaría a una vida aislada y solitaria: la lepra.
En la actualidad en dicho Parque descansan los restos del poeta fallecido en Asunción en 1933.
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