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Guaireña es un ejemplo dentro y fuera de la cancha

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Por Robert Singer.

El 2020 nos ha traído en muy poco tiempo ejemplos concretos de que a la cancha no entran las billeteras, las chequeras, los presupuestos, los sueldos.

Si todo esto importara o influyera a la hora de jugarse un partido, pues sencillamente no tendría el más mínimo sentido jugarlo, amigo lector. ¿Para qué?, si ya sabemos cuánto es el presupuesto del equipo A y del equipo B y, claro, desde la razón, desde un análisis frío y, sobre todo, ajeno al fútbol, tal vez hecho por economistas, está clarísimo que el equipo B no tendría ninguna chance de tan siquiera empatarle al A, cuyo centro delantero -él solo-, gana por mes más de lo que todo el plantel del equipo B en un año.

Y hay ejemplos, amigo lector, como el de 12 de Octubre de Itauguá, que un día le ganó nada menos que a Gremio de Porto Alegre en un partido jugado en Para Uno, y válido por la Copa Libertadores. En el Gremio jugaba un tal Ronaldinho Gaúcho y el ejemplo dado líneas arriba es casi tal cual: Ronaldinho solo ganaba por mes más que el plantel entero del “12” por año. Otra vez fue Capiatá a ganar 3 a 0 en Perú a Universitario y a la Bombonera a derrotar a Boca y General Díaz a Medellín a vencer a Atlético Nacional.

En el 2020 se han dado muestras de chequeras ínfimas venciendo a chequeras infinitas y para usar simplemente a ejemplos caseros o de equipos paraguayos contra extranjeros, vale citar a dos equipos nuestros que han eliminado a equipos brasileños: Guaraní a Corinthians y Sol de América a Goiás. En ambos casos las diferencias presupuestarias eran abismales y si se pusieran los datos en una computadora pidiéndole una opinión, la computadora largaría una carcajada y respondería que “No hay ninguna chance para Guaraní ni para Sol de América”.

En el plano local también hay ejemplos y el mayor de todos y el que sirve de título a esta columna es el del equipo de Guaireña.  La escuadra albiceleste dirigida –aunque él no lo haya querido hacer en principio- por Troadio Duarte está siendo una brisa (en realidad, a esta altura ya un ventarrón) de aire fresco y puro, tanto por lo que sus jugadores demuestran dentro de la cancha como por lo que su afición ofrece en las gradas.

El “fenómeno Guaireña” demuestra con la más absoluta claridad lo que el fútbol debe ser, que no es otra cosa que lo que defendemos desde aquí, vale decir, un equipo fuerte en todo sentido y un público que acompaña como local y visitante sin ningún asomo de violencia o inconducta.

Dentro de la cancha Guaireña ha dado, desde lo anímico, muestras de amor propio, de garra, de una entrega casi amateur, jugando como se jugaba en el barrio.

Desde lo táctico lo del equipo también vale destacarse porque todo aquello que citamos desde lo anímico no serviría por sí solo para sustentar la actual campaña. Y los ejemplos concretos son, justamente, una mezcla positiva de todas estas virtudes porque para remontar en plena Nueva Olla un 0-2 contra Cerro hasta llegar a un 2-2 con sabor a victoria, fue necesario sacar fuerzas de donde parecía que ya no había, mientras que para elaborar pacientemente una histórica victoria contra el invicto Libertad, hubo que trabajar el partido metro a metro, minuto a minuto y, aquí el gran ejemplo plenamente futbolero que merece nuestro reconocimiento: en cierto momento del partido, cuando después de haber estado en ventaja 2-0, Troadio vio que Libertad llegaba al empate, pudo haber optado por aquello de lo que ahora dicen “cerrar el resultado” y reforzar su mediocampo y defensa con jugadores con vocación de contención.

Al fin y al cabo, un empate ante Libertad podría considerarse “un buen resultado”. Sin embargo, Duarte apostó fuerte y cambió a sus buenos pero extenuados delanteros titulares (Santiago Salcedo y José Verdún) por otros tan buenos y todavía frescos (Pedro Delvalle y Antonio Marín). Y ganó el partido.
Este extraordinario y merecido triunfo guaireño estuvo arropado por unos 8 mil espectadores locales que de nuevo hicieron de un partido de fútbol una auténtica fiesta, así como una semana antes el empate en la Nueva Olla había sido festejado por unas 1300 que llenaron el sector de la Platea Pettengill, destinado a los visitantes.

Ojalá no se corte esto. Al fútbol paraguayo le hacen falta buenos ejemplos y, sin ninguna duda, hoy Guaireña es un ejemplo dentro y fuera de la cancha.

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